Después de algunos EPs y singles digitales y varios años de carrera ascendente desde su primera demo en 2016, nos llega por fin el “primer y último” LP del dúo ilicitano Los Manises. Este como su anterior EP y disco recopilatorio “Aristocracia y Underground”, viene de la mano de Montgrí, sello propiedad del dúo catalán Cala Vento y casa de un selecto y variado grupo de artistas influyentes en la escena del Estado (Lagartija Nick, La Elite, Yawners, Biznaga..) donde Los Manises encajan a la perfección .
Este “Todas son correctas” comienza con dos hitets incontestables marca de la casa, en las que volvemos a encontrar sonidos y referencias familiares para los que llevamos siguiendo a la banda desde sus comienzos: esa combinación suya tan particular entre el sonido ochentero de bandas de art pop como Tears for fears o Talking Heads, junto a melodías de guitarra y ritmos más propios de lo que se conoce como world music. Canciones que invitan al baile, sin temor a salirse del bombo 4x4 y complicándose la existencia con el uso de ritmos e instrumentación más propias de la America del sur, lo tropical o el tuareg rock africano.
Sin embargo a partir de ahí el disco comienza a tomar otros derroteros más inesperados y exigentes, con canciones de corte más ambiental y sosegado como “Amanece” “G.A” o “Apóstolos”, repletas de texturas, coros y capas (a destacar el excelente trabajo de producción de I-ace , miembro de Agorazein y Antifan, que parece haber aportado muchísimo a la grabación). Y aunque hay otros momentos a lo largo del disco nos volvemos a encontrar , más o menos, con Los Manises que ya conocíamos (“3368-CPN” “Algo que algo que”), el LP exige de una escucha activa por parte del oyente. No sé si de manera consciente o no, están canciones parecen desafiar las expectativas que se pudieran tener de ellos. Y es que el que venga aquí buscando el hit buenrollista carne de festival indie veraniego, se va a llevar una sorpresa y puede que le pille con el pie cambiado. Como parece predecir la letra de “Apóstolos” “Venían a Cantar/Venían a bailar/Venían aquí y lloran”.
Otro aspecto a destacar de “Todas son correctas” son las letras. Si anteriormente eran prácticamente inexistentes o eran simples juegos de palabras, llenos de ironía y bromas privadas entre Víctor y Rubén, en esta ocasión parece haber cierta evolución. A pesar de que siguen ahí los chistes autorefenciales, su obsesión por los juegos de cartas y algunas letras indescifrables sepultadas por capas de reverb y efectos, me parece que hay en ciertos momentos una necesidad de expresar algo y conectar con el oyente de manera diferente a como lo habían hecho hasta ahora: En “Espectacular” por ejemplo, sin salirse de su aproximación minimalista consiguen con cuatro frases brillantes y abiertas a interpretación, hacerte pensar en el significado que hay detrás. O ese cierre del disco con “ Ya se fue” donde se muestran más emotivos y sinceros que nunca, con ese final abrupto como si fuera la ultima escena de Los Sopranos que te hace preguntarte a donde se fue ese amigo y si alguna vez volverá.
Quizá fuera la pandemia, que nos ha afectado a todos de alguna u otra manera, o cierta madurez, pero es un disco menos festivo de lo que nos tenían acostumbrados, con cierta melancolía y añoranza por la gente que se ha ido. O al menos así lo interpreto yo.
¿Retrofuturismo?,¿ Vanguardia nostálgica?,¿Quizá world music utópica?. Por ahí van los tiros. Canciones que podrían sonar en un concierto de folk en un mundo paralelo en la Selva Amazónica, el Mali Saharaui o el Camp d´Elx. ¿Música de baile o de sofá y auriculares? Como bien dice el titulo del álbum: Todas son correctas